miércoles, 4 de julio de 2012

PASÓ LA ELECCIÓN, ¿QUÉ TANTO RESOLVERÁ?


Pasada la euforia generada por el enorme aparato mediático que acompañó al recientemente pasado proceso electoral cabe hacer la reflexión de si el resultado de éste se traducirá en bienestar para el pueblo de México o si se trata de la renovación de las caras y los colores del sistema para que los beneficiarios de este no encaren cambios abruptos en el entorno de sus intereses. La inconformidad de la mayoría de los mexicanos, principalmente motivada por las limitaciones económicas y la inseguridad anunciaba ya que el régimen sería rechazado por los electores en las urnas. Así se presentaba harto difícil que el Partido Acción Nacional (PAN) alcanzara por tercera vez la presidencia de la República aún postulando para esa posición por primera vez en ese partido a una mujer, Josefina Vázquez Mota. Ante tal expectativa los grupos de poder y los partidos políticos con registro ante el Instituto Federal Electoral (IFE) impulsaron sus candidatos para el relevo, finalmente contenderían contra el partido en el poder Enrique Peña Nieto, quien ya tenía prácticamente seis años en campaña y Andrés Manuel López Obrador con doce años promoviendo su imagen y contendiendo por segunda vez para presidente de México. Se incorporaría tardíamente por un desencuentro de alianzas Gabriel Cuadri de la Torre. Todos ellos con un común denominador, estar de acuerdo en mayor o menor medida con la política económica que ha venido aplicando el Gobierno Federal, ofrecer Garantías a los principales propietarios y grupos de inversionistas que actúan en México, así como las mejores relaciones con el gobierno norteamericano; así se desprende de los programas que publicaron y sus declaraciones en campaña. Anoto que aunque López Obrador se pronunció en contra de mayor inversión de capital privado en Petróleos Mexicanos (PEMEX) se mostró muy coincidente con la política monetaria y el sistema financiero así se entiende tanto de sus declaraciones en encuentros con banqueros y otros grupos involucrados con el tema como de su programa.

Entendido así podemos concluir que la competencia por la presidencia de México no representó nunca la posibilidad de afectar seriamente la estructura económica ni a los poderes fácticos, quienes se encuentran de plácemes por el ejercicio electoral. Los cuatro candidatos se manifestaron por combatir la pobreza, generar empleos y mejores condiciones de vida para los ciudadanos, eso sí, sin que implicara demerito de los intereses anteriormente descritos; pronunciándose por que el cuidado de unos
generaría en bienestar de los otros. ¿Será esto posible?. Sus campañas masivas se enfocaron hacia las emociones del electorado y se convirtieron en: la maternal y enérgica Josefina, el paternal y amoroso Amlo, el exitoso y comprometido amigo Enrique y el jovial Cuadri, mas avanzado el proceso y en el cruce de ataques fueron: el incumplido Enrique, el peligroso y demencial Amlo, la inconsistente Chepina y Cuadri el hijo de Elba Esther.

Al calor de las campañas que se convirtieron en un gran fenómeno mediático surgió un movimiento impulsado visiblemente por jóvenes estudiantes, “Yo soy 132”, quienes en un primer momento exigieron la “democratización” de los medios de comunicación y posteriormente se pronunciaron en contra del candidato, y hoy presunto ganador de la elección presidencial, Enrique Peña Nieto. Aunque ellos declaran abiertamente que son independientes y que nadie los manipula, y yo creo en su palabra, me resulta por lo menos poco meditada y algo ingenua la petición, toda vez que la naturaleza empresarial de la gran mayoría de los medios de comunicación no le obliga a un comportamiento democrático, si se entiende por democracia la forma de organización de grupo donde el poder reside en la totalidad de sus miembros y tiene como objetivo su bienestar haciendo que la toma de decisiones respondan al interés del colectivo, habría que especificar si la democratización afectaría al colectivo de cada medio en particular; al colectivo de miembros de todos los medios de comunicación; o conceptualizar a los medios como parte del colectivo nacional lo cual les obligaría no sólo a su manera de conducirse en las elecciones sino a muchas otras cosas como los contenidos que publican, la repartición de los beneficios económico que generan y muchas mas que implicarían no solo un cambio en los medios sino en el sistema. Sin embargo entiendo perfectamente que el objetivo perseguido es mayor objetividad e imparcialidad en lo que informan, particularmente en lo que respecta a las elecciones y utilizan la palabra “democratizar” pues porque suena muy bien. Por otra parte se pronunciaron en contra del candidato Peña Nieto por que “representa el regreso de autoritarismo de los regímenes priistas” con lo cual se puede estar de acuerdo o no dependiendo del análisis histórico y de la realidad contemporánea que cada quien haga; sin embargo me extraña que protestando contra la posibilidad del “retorno del autoritarismo” no protesten con igual energía contra los rasgos de autoritarismo del actual régimen que pasan desde el aumento de denuncias de atropellos a los derechos humanos que se han generado por la “guerra contra el crimen organizado” , los asesinatos de periodistas que ya sitúan a nuestro país como “el octavo lugar en el mundo de aquellos países en donde los periodistas son asesinados en forma recurrente y en el cual los gobiernos han fracasado en su intento por enjuiciar a los culpables” (según el reporte elaborado por Comité para Protección de los Periodistas -CPJ, por sus siglas en inglés-) o las condiciones de miedo y zozobra que viven las comunidades donde la autoridad no garantiza seguridad suficiente a los ciudadanos.

La elección resultó lo que se esperaba de ella; la apariencia de la renovación para que los beneficiarios del sistema cuenten con las herramientas que les sirvan a sus propósitos, que no son los de la mayoría de los mexicanos. Pues la perspectiva es compleja para la clase trabajadora. “Las Reformas que México necesita” como han dado en llamar al paquete de cambios que requiere el Capital, principalmente transnacional, para sobre-explotar los recursos naturales y a la clase trabajadora mexicana; no son otra cosa que la des-regulación de las relaciones laborales para reducirles derechos a los trabajadores, entrega de industrias estratégicas al capital privado principalmente PEMEX y la Comisión Federal de Electricidad, acotar y desaparecer partidos políticos que aún con sus limitaciones y contradicciones son una escuela de política para los ciudadanos, sobre-representación de diputados y cenadores con el fin de tener mayor control sobre el aparato legislativo y otras siempre tendientes a favorecer los intereses del capital y las clases privilegiadas.

Una cosa hay que rescatar, el entusiasmo con que participaron los ciudadanos producto de su preocupación por los problemas presentes y por cambiar el futuro. Hay que seguir participando. No confortarse con -Los felicito por “la gran participación ciudadana” y en tres años les hablo-. Es nuestra responsabilidad transformarnos en ciudadanos de primera; exigir día a día el respeto a nuestros derechos y organizarnos para luchar por nuestros intereses. En el barrio, en la escuela, en el sindicato, en el partido político (en cualquiera quede verdad creas que te represente), en el servicio público. Pero participando; la democracia no es solo elecciones, la democracia es “el constante mejoramiento del nivel de vida del pueblo” y solo se logra participando, exigiendo, organizándose. La Democracia tiene que ser una conquista colectiva.

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